* A continuación la transcripción del video documental.

 

 

La Alhambra y el Reino Nazarí de Granada

La Alhambra: una joya a los pies de Sierra Nevada

A los pies de Sierra Nevada, frente a la vasta llanura de la Vega de Granada, se encuentra sublime sobre una colina la Alhambra. Aquí escribió la dinastía Nazarí el último capítulo de la historia del Al-Ándalus musulmán.

 

En lo alto de Granada, los Nazaríes construyeron una ciudad palatina única en el mundo.

 

En 1492 los reyes católicos invadieron el último reino musulmán e inmortalizaron en la Alhambra las marcas de su conquista. Siglos después los edificios nazaríes cayeron en el olvido; fue solo a partir del siglo XI cuando los románticos fascinaron a Europa y América con sus relatos, y los trabajos de restauración rescataron los palacios para las generaciones futuras.

 

Hoy es uno de los enclaves culturales más visitados en todo el mundo; un lugar habitado por la historia.



panorámica por la tarde de la Alhambra. Agente autorizado oficial en la venta de entradas, tickets, tours, visitas y grupos * La Alhambra y el Generalife de Granada vista desce el mirador de San Nicolás

 

El origen del Reino Nazarí

La conquista musulmana de la península ibérica comenzó en el año 711. Apenas 7.000 hombres cruzaron desde el norte de África a Gibraltar y batieron a los reinos occidentales imperantes.

 

Desde el Atlántico hasta los Pirineos se extendió el nuevo reino Al-Ándalus. Córdoba ejerció durante mucho tiempo de capital hasta que en el siglo XI y XII la Andalucía islámica quedó dividida en pequeños reinos.

 

Con el comienzo de la reconquista por parte de los cristianos, los musulmanes perdieron además gran parte de su territorio. Los días del Islam parecían contados, hasta que Mohamed Ibn Naser consiguió reunir las fuerzas en medio del caos.

 

Durante el Ramadán en 1238, Muhámmad Ibn Nasr, también conocido como Al-Ahmar ("el Rojo"), entró triunfante en la ciudad de Granada. Con su proclamación como Mohamed I, primer sultán del Emirato de Granada, fundó el Reino Nazarí, haciendo de Granada su capital. Este evento ocurrió después de que el sultán lograra hacerse con el control de Almería, Málaga y Granada. Con una jugada estratégica Mohamed se alió con su enemigo. Granada se convirtió así en un estado vasallo de Fernando III, el rey cristiano de Castilla.

 

Mohamed Iben Naser se convirtió de este modo en el fundador de una dinastía. Durante dos siglos y medio los nazaríes gobernaron el nuevo Emirato.

 

Por razones estratégicas la instauración del nuevo reino conllevó la construcción de una nueva fortaleza moderna, fuerte y poderosa; sin saber que pasaría a ser una maravilla reconocida en el mundo entero.

 

"Al-Hamra" (significa en árabe la roja).

 

Ya en el siglo IX fuentes árabes habían mencionado un castillo rojo denominado así por el color del adobe de sus muros de tapial.

 

Mohamed mandó edificar la Alcazaba, la ciudadela, sobre la base de los muros de la fortificación. La planta de la ciudadela consistió en un simple triángulo, a partir de ahí se desarrolló a lo largo de 200 años una construcción impresionante enclavada armónicamente entre las estribaciones de Sierra Nevada y los ríos Darro y Genil.

 

“La ciudadela de la Alhambra, corte real, coronándola con sus blancas almenas, sus altísimas torres, sus elevados alcázares que deslumbran los ojos y asombran las inteligencias. Ni una sola de sus zonas está desnuda de huertos, cármenes o jardines.” Estas líneas fueron escritas por el famoso Ibn al-Jatib poeta de la

corte nazarí.



Los palacios de la Alhambra y la vida en la corte Nazarí

La Alhambra es un castillo un palacio de sultanes y una ciudad al mismo tiempo, protegida por un anillo exterior de murallas fortificadas con sus torres. Entre los muros vivían los guardias del palacio y los soldados, alojados en pequeñas viviendas justo al lado del Hammam. Matacanes, adarves intrincados y torres; la ciudadela era inexpugnable, aunque la estabilidad del reinado Nazarí se basó más bien en una hábil diplomacia. Un constante y justo compromiso entre la conquista y el pacto.

 

24 sultanes dirigieron el destino del Emirato a lo largo de los siglos, y entre ellos los más famosos se construyeron durante el siglo XIV exquisitas estancias para uso personal y oficial; los palacios nazaríes. Vista desde el exterior la Alhambra es una edificación con muros desnudos, su riqueza se revela solo desde el interior.

 

La Alhambra sorprende y en este caso puede uno quedar maravillado por una perspectiva desde un mirador, puede quedar sorprendida por el modo de entender una funcionalidad de un espacio o por la sofisticación de determinadas decoraciones de la Alhambra, que son de una enorme exquisitez, de una enorme delicadeza; es en su conjunto una enorme brillantez a la hora de saber combinarlo en su totalidad.

 

Los palacios principales

Los palacios nazaríes se componen de tres áreas independientes si bien anexas: el Mexuar (Maswar), el palacio de Comares y el Palacio de los Leones. Aunque todos forman un conjunto, cada uno de los palacios fue promovido por un sultán determinado.

 

Uno de los más antiguos es el palacio del “Maswar”, que sirvió de sala de audiencias y de consejo. La planta central fue construida por orden de Ismaíl I, el quinto sultán de Granada. Aquí escuchaba a sus ministros y administraba justicia. انه مشوره لله (Es el consejo de Dios). Los versos de ibn al-Jatib ilustran la función original de la sala. “Enhorabuena por tu feliz construcción, ha sido para días de consejo y de dádiva. Qué bella su cúpula más alta que los cielos, que rebasa la vista del espectador.”

 

La cúpula de madera con cristales de colores ha desaparecido, pero para hacerse una idea de su antigua belleza basta con observar la techumbre del mirador de Lindaraja.

 

En el Palacio de los Leones existen informaciones contradictorias en las crónicas sobre la figura del sultán Ismail I en el año 1319.

Los príncipes españoles Pedro y Juan intentaron conquistar Granada lo que les costó la vida en la batalla de Sierra Elvira junto con muchos otros caballeros cristianos. Algunas fuentes señalan que Ismail ordenó enviar a Córdoba el cuerpo del príncipe Juan con la escolta honorífica, otras fuentes árabes afirman sin embargo que el cuerpo de Juan fue colgado de la torre de la Alhambra, toda una guerra propagandística en la Edad Media.

 

Detrás de un estrecho pasadizo del patio interior del cuarto dorado y solo a través de una pequeña puerta se puede entrar de uno en uno en el patio una zona de seguridad que hacía de espacio semipúblico y privado. La fachada del Palacio de Comares servía de telón de fondo para las esplendorosas ceremonias palaciegas en el centro y en una posición privilegiada se sentaba el sultán toda una auténtica escenificación del poder su trono una lujosa silla portátil.

 

Justo al lado un pasaje intrincado en forma de zigzag, que conducía hasta el auténtico palacio de Comares y otra vez la vista despejada del patio de los arrayanes con su alberca rodeado de las alas del palacio, el centro de la vida cortesana.

 

El palacio de Comares fue construido por el hijo de Ismael Yusuf I.

 

Llegamos a la sala de la barca construida como una marquesina delante del pabellón del sultán. El salón del trono representa el centro del poder, el poder divino y terrenal. Se cita aquí una de las obras maestras de la arquitectura Nazarí.

 

Una de las nueve alcobas rompe con la proporción en la decoración la sala del sultán que cambiaba de función según la costumbre Nazarí incluso los salones oficiales eran usados para fines personales.

 

Aquí se creó uno de los espacios interiores más destacados de toda la Alhambra.

Sus techos son una obra de arte de la carpintería islámica. La construcción de madera recrea el cielo. Hasta siete cielos tiene que atravesar el alma de un fiel en el Corán; el octavo representa el paraíso, el trono de Dios en forma de una pequeña cúpula de mocárabes. Los ápices del techo imitan las raíces del árbol del Paraíso.

 

Bajo este cielo dirigía Yusuf los asuntos de gobierno según narra los versos inscritos en el epígrafe de Alcoba. Es interesante destacar la parte final del poema porque ahí se dice con claridad que este sitio era donde estaba el trono de Yusuf I, y dicen así "Mi señor Yusuf me convirtió en trono del reino protegiéndome con la luz el asiento y el trono divino." Estos son tres conceptos coránicos alusivos a la entronización de Dios sobre los siete cielos.

 

Los baños y el Hammam

Justo al lado se encuentra el Hamán (Hammam), un elemento esencial de los palacios. La Alhambra llegó a tener más de una docena. Desde siempre el islam ha dado mucha importancia a la higiene corporal y a la limpieza ritual sin embargo para los invitados la visita a los baños estaba unida también al placer y a la sociedad

 

La sala de las camas hacía a la vez de vestuario y de sala de reposo. Llama la atención el color de los elementos decorativos las columnas y el artesanado de madera; sin embargo, solo las columnas las fuentes y los pavimentos son originales. Las yeserías fueron repintadas en el siglo XIX con vivos colores, aunque ofrecen una idea del aspecto polícromo que presentaban los espacios interiores de la Alhambra. Las paredes estaban adornadas en varios colores sobre todo negro rojo y azul; además de con textos del Corán cubiertos con pan de oro.

 

El Hammam estaba dividido en varias zonas: una sala de masaje, un baño de vapor, varias pilas con agua fría y caliente y la caldera. El vapor del baño podía regularse ajustando las claraboyas del techo. Para calentar las salas se instalaron conductos debajo del suelo de mármol que partían de una caldera central de calefacción, pero para transitar por las estancias eran necesarios zapatos con suelas gruesas.



El apogeo del Reino Nazarí

El reino nazarí alcanzó su máximo apogeo económico y cultural a mediados del siglo XIV. Intelectuales destacados de todo el mundo islámico eran invitados como huéspedes a Granada. Aunque la vida en la corte era de todo menos pacífica constantemente había complots traiciones y asesinatos incluso entre parientes cercanos.

 

Solo unos pocos monarcas de la Alhambra perecieron de muerte natural. Yusuf no fue uno de ellos. El 19 de octubre de 1354 estaba rezando cuando un loco le apuñaló. Yusuf gritó interrumpiendo la oración, pero la ayuda llegó demasiado tarde y el sultán murió poco después El asesino fue descuartizado después por el pueblo.

 

“Haz tu oración, no seas de los despreocupados”. Una inscripción procedente de la séptima sura del Corán llama a la oración el Mihrab muestra a los fieles la dirección a la meca y en muchas partes de los palacios se pueden encontrar estos nichos de oración.

 

Todo lo que sucedía en la corte estaba relacionado con Dios. La sala de oración invita a la meditación y se abre hacia la ciudad, algo insólito para una mezquita.

La vista sobre el paisaje y la naturaleza hacen aún más presente la grandiosidad de la creación.

 

El reinado de Mohamed V

El mismo día del asesinato de Yusuf subió al trono su hijo Mohamed V, uno de los más grandes sultanes del Emirato. Durante su gobierno, Granada se convirtió en el centro de la cultura islámica en Occidente, pero el trono era muy codiciado. Mohamed llevaba 5 años en el poder cuando en Ramadán se organizó una conspiración contra él. El sultán estaba descansando en el Generalife, la residencia de verano, y apenas tuvo tiempo de huir. Los conspiradores proclamaron a su hermano como nuevo soberano y Mohamed huyó al norte de África.

 

¿Cómo podía desde allí reconquistar el poder perdido? la ayuda llegó nada menos que del rey cristiano Pedro I de Castilla quien mató al líder de la conspiración con sus propias manos. Solo 3 años más tarde en 1362 Mohamed regresó a su patria, pero el apoyo del rey cristiano tenía un alto precio. Supo muy bien cómo usar las rivalidades internas de los nazaríes para su propio interés. Continuamente los caballeros de Mohamed debían entrar en guerra por Pedro.

 

El segundo mandato de Mohamed constituyó en realidad un corto periodo de paz tras su regreso. Mandó construir el palacio de los leones con un esplendor nunca visto antes. Aquí los tejados recuerdan a jaimas colocadas alrededor de un oasis las fuentes de los leones y los pórticos a palmeras. De nuevo el juego entre espacios abiertos y cerrados creaba un escenario majestuoso para los espectáculos musicales y las fiestas. Las cuatro salas principales ofrecían un amplio espacio, un lugar para el entretenimiento más allá del rigor protocolario. Tres bóvedas coronan la sala de los reyes adornadas con pinturas de escenas de la corte realizadas en el siglo XIV.

 

Los poetas de la corte

La representación figurativa es bastante inusual en el Islam, sin embargo, los nazaríes eran mercaderes que mantenían estrechas relaciones con comerciantes de Génova, Pisa y Venecia y no solo vendían mercaderías, sino que participaban también de un intercambio cultural. Las pinturas podrían ser encargos a artistas italianos o franceses. Estas representan quizás escenas sucedidas en los jardines y en las salas de la Alhambra. Importantes personalidades de la corte están sentadas sobre cojines y charlan animadamente y frente a ellos alfombras extendidas y la espada colgando firme del cinturón.

 

Una lujosa puerta de madera se abre una obra maestra de la carpintería. La entrada lleva a la sala principal del palacio. La Qubba, una sala con una planta cuadrada conocida también como la Sala de las Dos Hermanas. En la planta superior se encontraban las estancias privadas. Las esposas de los sultanes podían seguir desde allí a través de unas celosías todo lo que pasaba en la corte ya que el harén estaba oculto a las miradas ajenas.

 

Después de los sultanes los poetas de la corte eran los representantes más importantes del poder pues desempeñaban variadas tareas como describe Ibn al- Jatib en su colección de poemas El diván: “Me renovó a mí en la dignidad del visirato, como la permanencia ante él en los consejos generales, la ejecución de las sentencias judiciales, la redacción de las cartas y el mando militar en el distrito de Órgiva”. Más tarde, Ibn Zamrak escribió de forma retrospectiva “Serví a Mohamed 37 años. En ellos compuse para él 66 casidas. Todos los versos admirables tanto en los alcázares como en los jardines de la Alhambra son obra mía”. El maestro de Ibn Zamrak fue nada menos que el famoso Ibn al- Jatib.

 

A los dos poetas más famosos de la Alhambra les esperaba también un trágico destino. Al Jatib huyó un día a Marruecos causando un gran revuelo. Era el hombre de confianza del sultán Mohamed. Nombró a Zamrak sucesor de su maestro convirtiéndolo en el segundo hombre más importante del estado, pero esto no fue suficiente. El sultán envió a Marruecos un destacamento. Ibn al- Jatib había sido declarado sospechoso de traición y herejía y el jefe del tribunal no fue otro que el mismo Ibn Zamrak quien mandó a justiciar a su antiguo maestro. ¿Fue la fidelidad a su sultán la que le indujo a ello o es que vio amenazada su patria?

 

Tal vez por la supuesta traición de Ibn al- Jatib una noche años más tarde Ibn Zamrak fue asesinado junto a sus hijos por los esbirros del sultán y toda Andalucía vio ahí el justo castigo de Dios. La muerte de Al Jatib había sido vengada.



Las luchas internas y la caída del Reino Nazarí

Enfrente de la sala de las dos hermanas sea otra cuba conocida como Sala de los Abencerrajes, un linaje morisco de la clase alta con una enorme influencia en las últimas décadas del reinado Nazarí, se desencadenó una lucha constante por la sucesión al trono en la que los abencerrajes participaron activamente. Las rivalidades internas de entonces contribuyeron a debilitar al reino Nazarí. Hechos históricos mezclados con narraciones ficticias fueron interesante material para leyendas milenarias.

 

Uno de los últimos sultanes del reino Abu al-Hassan Ali contó con el apoyo de los Abencerrajes. Conocido también con el nombre de Muley Hassén estaba casado con Aixa una mujer fuerte y con gran influencia, pero más tarde se enamoró de una cristiana de su harén. Isabel de Solís, conocida como Zoraya, dio al sultán dos hijos, toda una afrenta para su primera mujer Aixa.

 

Los abencerrajes se situaron del lado de Aixa y aprovecharon la ocasión así para intervenir, tratando de derrocar al rey y entronar a su hermano. Sin embargo, la conspiración fracasó en 1470 y la ira del sultán fue terrible.

 

Sentados hombro con hombro, los caballeros de los Abencerrajes de rodillas sobre el suelo blanco de mármol fueron ajusticiados con la espada. Aparte, no eran solo las luchas internas las que amenazaban el reino nazarí también los enemigos exteriores.

 

Castilla y Aragón fueron ganando territorio en el siglo XV. Cada vez más musulmanes tenían que buscar refugio en Granada, lo cual tuvo también su efecto positivo una enorme afluencia de artesanos especializados de todos los gremios que contribuyó al auge económico y social de la ciudad.

 

El final del Reino Nazarí

La puerta del vino hacía las veces de entrada principal a la Medina. Hoy se conservan solo los cimientos de la ciudad situados dentro de la Alhambra.

En los años 30 se decidió reproducir las fachadas desaparecidas a través de árboles cipreses. Viviendas, comercios, una mezquita y un hammám se ubicaban dentro, en un entramado de casas y callejuelas similar a las ciudades del norte de África.

 

Mucho de ello fue descubierto posteriormente en excavaciones arqueológicas. No solo las casas de la Medina sino también los palacios de los Abencerrajes y de Yusuf III situados dentro de la ciudadela. Las viviendas como los palacios fueron construidas igual. La zona de entrada está abierta mientras que la zona privada no puede verse desde fuera. Todas sus habitaciones dan a un patio interior en cuyo centro se haya una alberca.

 

Los negocios de los artesanos de la Medina abastecían de productos solo a la corte. Los talleres de cerámica eran famosos mucho más allá de Andalucía por su artesanía artística. El jarrón de las gacelas está considerado como una obra maestra. Estos tesoros eran también codiciados regalos para otras casas reales. Pero los maestros de la medina confeccionaban también objetos cotidianos como jarras, candiles e incluso figuras de juguete de barro.

 

En esta pila se mezclaba arcilla, barro y otras materias. El agua se obtenía de la acequia real, un canal que llegaba hasta las casas. Justo al lado se encontraba el horno.

 

Con los nazaríes Granada se convirtió también en uno de los centros más importantes para la fabricación de seda hubo un comercio realmente muy intenso con el mundo meridional. Con las ciudades de Venecia, Génova, Sicilia con también con Túnez, con los puertos egipcio. Es decir que hubo un comercio recíproco que se enriqueció mutuamente con mediante la aportación de sus producciones.

 

Los albañiles estaban especialmente solicitados en la corte. Adarves, torres y palacios dentro de las muchas obras de la Alhambra la demanda de especialistas era alta. Los adarves eran en la Alhambra de vital importancia ya que la amenaza de la reconquista estaba siempre presente. Contra los enemigos cristianos se utilizaban refinadas técnicas de defensa como callejones en forma de zigzag quien quisiese pasar por aquí podía acabar fácilmente en una trampa.

 

Un talismán facilitaba la ayuda complementaria la mano detenía a los malos espíritus y a los enemigos, pero a finales del siglo XV ninguna de las técnicas de defensa podía detener la superioridad de los cristianos. El último bastión del Islam estaba ya condenado a caer.

 

19 de octubre de 1469. Boda real en el palacio de Valladolid. Fernando de Aragón se casa con Isabel de Castilla. Con ellos se unen los dos principales enemigos de Granada. En 1482 el Papa VI dicta una bula que declara la cruzada y conquista de Granada. Ahora la Reconquista reúne todas sus fuerzas para el ataque decisivo a Granada.

 

Los Reyes Católicos deciden fijar su campamento militar creando Santa Fe, el nombre de su consigna y el de una ciudad hoy día. En 1491 tan solo 15 km separaban a los asediadores de la Alhambra. Por entonces reinaba allí el hijo de Abul Hassan Ali, Mohamed XII las crónicas también se refieren a él como Boabdil, el último sultán del reinado Nazarí.

 

La situación es más que desesperada pronto el cerco se encarga de cortar el paso al suministro de alimentos para resistir no basta con la fuerza de las tropas de jinetes.

 

Finalmente, una delegación de la clase alta musulmana se persona ante el sultán pidiéndole una capitulación honrosa. Durante semanas ambos campamentos enemigos negociaron hasta que las condiciones de la rendición quedaron registradas en documentos oficiales. No sonaban mal. Los reyes católicos prometieron a los musulmanes libre ejercicio de la religión, sus propios tribunales, amnistía general y ninguna subida de los impuestos.

 

El día de la toma, 2 de enero de 1492, Isabel y Fernando entraron en Granada por una puerta secundaria. En un gesto de sumisión Boabdil besó la mano del rey y le entregó las llaves de la Alhambra. Ahora eran los estandartes de los reyes católicos los que ondeaban desde la torre de la vela. Un golpe del destino para las generaciones venideras a la pacífica rendición. Debido a la cual debemos agradecerle que la Alhambra se haya conservado tan bien.

 

Cuenta la leyenda que Boabdil alzó la vista desde un alto para mirar por última vez la Alhambra con lágrimas en los ojos. Todavía hoy hay un lugar al sur de Granada conocido como el suspiro del moro. La madre de Boabdil sin embargo le insultó diciéndole "¿Por qué te lamentas como una mujer después de haber perdido la ciudad que no supiste proteger como un hombre?" Años después el último Emir abandonó para siempre al Ándalus rumbo a Marruecos.

 

Los 700 años de historia islámica y de desarrollo en la península ibérica habían llegado a su fin. El cristianismo triunfó y tomó posesión de todo. Al principio los reyes católicos vivieron en la Alhambra. La ciudad musulmana les resultaba hostil, pero terminaron adaptándose.

 

Uno de los primeros cambios fue la construcción de un inmenso aljibe los nuevos señores no entendían el sistema de canalización de los nazaríes ya que no solo se había expulsado a la corte nazarí, sino también a los habitantes de la Medina y con ellos importantes conocimientos de sabios científicos.

 

La magnífica mezquita fue transformada de inmediato en una iglesia y de ella surgiría más tarde la iglesia de Santa María de la Alhambra. Por todas partes podía verse la señal de la victoria “Plus Ultra”. Más allá de las fronteras conocidas del mundo rezaba el emblema que más tarde adoptó la casa real de España. Isabel y Fernando.

Quedaron fascinados por la arquitectura de los nazaríes y la respetaron, sin embargo, quisieron adaptarla a sus propios gustos.



La Alhambra en tiempos del emperador Carlos V y la transformación cristiana

Lo mismo que su nieto el rey Carlos I de España o Carlos V de Alemania, que visitó la Alhambra en el año 1526 profundamente impresionado manifestó su deseo de convertir Granada en una de las sedes de su imperio en el que nunca se ponía el sol.

 

En primer lugar, mandó reconstruir para él y su esposa Isabel de Portugal algunas estancias denominadas hoy las Habitaciones del Emperador. Esta torre es conocida popularmente como El Peinador de la Reina, una estancia entonces muy confortable. De la calefacción del suelo salía aire caliente que llegaba hasta la sala de arriba. En cuanto a la decoración, debajo de estilo nazarí y arriba renacimiento puro. Frescos que podían encontrarse también en Italia.

 

Un motivo notable fue la conquista de Túnez en el año 1536 por la Armada Imperial.

 

A Carlos le gustaba mostrar su propia hegemonía, y había que construir algo grandioso, un símbolo, un palacio sólido y poderoso con un tipo de arquitectura totalmente diferente a la de los gráciles palacios nazaríes. Carlos I de España y V de Alemania era el emperador del Sacro Imperio Romano germánico y por tanto el sucesor de los emperadores romanos.

 

Los arquitectos del Renacimiento tomaron como ejemplo la antigüedad clásica en 1527. Pedro Machuca un alumno de Michelangelo y de Rafael inició la construcción del palacio. Para servir como modelo de la propia grandeza Carlos, dejó en pie los antiguos palacios. La pretensión del poder está documentada en su fachada. Dos diosas de la victoria sostenían la bola del mundo y las columnas de Hércules que según la vieja leyenda son las peñas de Gibraltar, el límite del mundo habitado. Dos ángeles prenden fuego con sus antorchas a las armas de guerra. No hacía falta nada más. El emperador había establecido la paz en la tierra.

 

Pero construir cuesta dinero y también el mantenimiento de los palacios nazaríes exigía inversiones, por eso el emperador subía una y otra vez los impuestos y la presión sobre los moriscos, los musulmanes convertidos, crecía y no solo económicamente. El 7 de diciembre de 1526 la administración de la ciudad de Granada dictó una ordenanza. En el espacio de 3 años los moriscos están obligados a aprender la lengua castellana. Todos los contratos y escrituras que se hagan en Arábigo serán nulos. Quedaba prohibida toda clase de vestidos moriscos. Las moriscas irán con la cara descubierta. Quedan prohibidos los ritos y se ordena la destrucción de los baños tanto públicos como privados.

 

Los moriscos oprimidos trataron de defenderse. Los levantamientos y conspiraciones se producían de continuo hasta que finalmente en 1609 los monarcas cristianos expulsaron definitivamente a todos los musulmanes del país. Desde entonces solo hubo un reino y una religión. Para la corona española así comenzó un enorme éxodo a África. Andalucía perdió más de 300.000 de sus habitantes. Las consecuencias económicas inmensas. El saber se perdió, nadie conocía los secretos de las técnicas de riego. Los campos quedaron desiertos y las obras de construcción del palacio de Carlos V se interrumpieron definitivamente en el año 1637.

 

Decadencia, romanticismo y restauración

La Alhambra se desmoronaba. Casi 200 años después Napoleón Bonaparte había sido derrotado y sus tropas se replegaban sin embargo nada debía dejarse al enemigo así que se puso en práctica la técnica de “tierra quemada”. Los franceses dinamitaron parte de las murallas de la Alhambra, pero José García, un cabo, impidió algo aún peor. En el último segundo pudo apagar una mecha. Una placa conmemorativa recuerda hoy su acto heroico en el año 1812.

 

El suelo de la Alhambra quedó improductivo y los palacios se usaban como establos para las ovejas, talleres o tabernas. Las fuentes como lavaderos.

Sin embargo, la decadencia tiene también su encanto y la Alhambra se convirtió como ruina romántica en un mito artístico y literario. Los románticos del siglo XIX con el escritor americano Washington Irvin a la cabeza, resucitaron para sus obras viejas leyendas: riquezas moriscas, lánguidas princesas y nobles caballeros. Representaciones populares, sueño y realidad unidos de la mano.

 

Una vez desaparecido el pensamiento ilustrado la Edad Media se recuperó como ideal y el alma se situó en el centro de todo más allá de la realidad. François René de Chateaubriand, Víctor Hugo y otros escritores famosos elevaron al Alhambra como objeto de sus anhelos románticos.

 

En ese sentido la Alhambra ha sido también lugar de atracción para artistas; y los artistas han creado aquí música han creado poesía han creado hasta diseño contemporáneo e incluso el séptimo arte el cine también ha rodado aquí.

 

No había hotel en el siglo XIX que no tuviera un salón de fumar con decoración alhambresca, o casa de determinada sociedad que igual le pasara. Lo mismo incluso a teatros con el nombre de la Alhambra; con lo cual todo esto fue un fenómeno que sin duda puso a la Alhambra en el mundo fue sobre todo Washington Irvin el que aumentó la fama en 1829 publicando sus “Cuentos de la Alhambra”.

 

Muchos viajeros y eruditos querían ver ahora las ruinas con sus propios ojos. También el arquitecto inglés Owen Jones visitó la Alhambra en la última etapa de su Tour. Sus estudios y dibujos están entre los documentos más importantes sobre la arquitectura islámica.

 

El viaje a la Alhambra se puso de moda a finales del siglo XIX convirtiéndose en precursor del actual turismo cultural.



Arte, simbolismo y técnicas constructivas

Simple pero complejo. Primero un círculo después un cuadrado. El cuadrado gira sobre sí mismo y así se forma un sino, una estrella. La prolongación de las líneas forma nuevas estrellas. Estrella por estrella crece un trenzado infinito. La mirada se pone en movimiento y la variedad de los modelos sorprende; la fantasía no tiene límites. Y todo descansa sobre dos simples formas geométricas el círculo y el cuadrado.

 

No se puede olvidar que la civilización nazarí o sea la cultura nazarí, el reino nazarí, pertenece a la cultura del Islam. No de un islam hispano musulmán. Más bien un islam europeo pero que tiene una tradición y unos valores culturales codificados a lo largo de siglos. No es verdad que haya una prohibición expresa de las representaciones humanas, pero si hay una tradición que evita esas representaciones.

 

La Alhambra está empapada de pensamiento divino. No hay separación entre la vida religiosa y la vida mundana de la corte, incluso el poder terrenal de los sultanes queda supeditado a él. “Solo Dios es el vencedor”, este es el emblema de los nazaríes omnipresente en las paredes de la Alhambra. en el Corán Dios aparece como creador y organizador, una creación con tres dimensiones diferentes: el universo, la naturaleza y el hombre.

 

La decoración de la Alhambra reúne estos elementos: la geometría representa el orden del universo, las plantas hacen referencia a la naturaleza y la palabra al hombre.

 

Los artesanos y arquitectos de la Alhambra se entregaron a la búsqueda de la belleza y de sus proporciones. Ya en la Edad Media matemáticos de todo el mundo intentaron desentrañar el misterioso sistema de las formas y proporciones sin embargo las complejas construcciones matemáticas plantean todavía hoy enigmas. Con la bóveda de Mocárabes, en árabe muqarnas (مقرنص), el arte nazarí alcanzó su máximo apogeo. Lo que empezó de forma bidimensional en los zócalos continuó aquí en tres dimensiones. El punto de partida es de nuevo simple se toma un prisma y se quita el extremo inferior. Esta forma básica se multiplica. Los prismas y alistos se pegan con yeso. Se han contado más de 5000 estalactitas sobre una construcción auxiliar de madera. La obra maestra se extiende hacia las alturas con un efecto sobrecogedor. El techo parece flotar sobre el plano cuadrado. Un tambor octogonal con doble ventana encima.

 

La cúpula con los típicos faroles. La bóveda de mocárabes de la sala de las dos hermanas el cubo como símbolo de la tierra y la cúpula como símbolo del cielo. “Allí está la espléndida cúpula sin igual cuya belleza oculta y manifiesta. Verás orión, le tiende la mano para saludarla y la luna llena se le acerca para conversar.” En el firmamento están el sol, en árabe Shams (الشمس), y Qamar (القمر) la luna; a las celosías situadas en la pared se las conocía como shamsilla o camrilla según la intensidad de la luz que dejaban pasar. En las alas son de madera o de yeso y entre las superficies solía haber un cristal de colores. La decoración se basa de nuevo en figuras geométricas la mayoría estrellas la luz refuerza el efecto de los techos flotantes. Las muqarnas se mueven con el cambio de la luz, los contrastes se intensifican y las sombras comienzan a bailar.

 

Decorativas y funcionales al mismo tiempo, las tacas, nichos empotrados en las paredes, donde se colocaban jarras con agua fresca para los invitados, para callar la sed o lavarse las manos. “A un trono nupcial me asemejo, incluso lo supero y a los novios la felicidad aseguro quien a mí viene quejándose de sed mi fuente le da agua dulce clara y sin mezcla soy como cuando aparece el arcoíris con el sol de nuestro señor Abu al-Hajjaj”, así habla la taca izquierda de sí misma, el poema es una vez más del poeta cortesano Ibn al-Jatib.

 

La Alhambra realmente es una verdadera arquitectura de textos, porque todas las paredes, desde los zócalos hacia arriba, los arcos, las ventanas, todo está lleno de palabras de manera que incluso si eliminamos los elementos constructivos se nos quedaría toda una arquitectura de palabras.

 

Muchas veces los poemas hablan en primera persona que es una primera persona del femenino y siempre prácticamente todos ellos sitúan el edificio al lugar a la propia arquitectura como algo insuperable, incomparable. Los versos en las paredes están grabados con dos tipos de escritura; la escritura cúfica debe su nombre a la ciudad de Cufa, considerada la cuna de la cultura islámica.

 

Los primeros textos del Corán presentan este tipo de escritura caracterizada por ser empinada y con muchas líneas rectas que consiguen un ritmo de ahí que sea también un elemento geométrico. En cambio, la escritura Nasj es una cursiva o letra manuscrita que se usa hoy en la literatura y en la correspondencia.

 

La fachada del palacio de Comares reúne todos los tipos de ornamentación, zócalos, epígrafes como alabanza al sultán y muqarnas como corona el espléndido alero. La arquitectura de los palacios nazaríes juega con superficies y volúmenes. La alternancia de patios y edificios, de salas abiertas y cerradas, de paredes decoradas y desnudas no es en absoluto casual. Las paredes exteriores del palacio de Comares y del patio de los leones forman un cuadrado. Ambas superficies guardan una con la otra relación con la raíz cuadrada, característica habitual en la Alhambra. ¿Pura casualidad.?

 

Las habitaciones se encontraban siempre en ángulo recto con el patio interior. En la construcción de cubas cúbicas se dejaban libres los muros exteriores, una medida de protección contra incendios. Al fin y al cabo, la casa hispanomusulmana bebe también en cierto modo la tradición de la casa mediterránea. Esa casa abierta en torno al patio con elementos de agua y de vegetación como el impluvium romano. Así el Islam supo reconocer esa capacidad de adaptarse al medio cuando pasaron de ser nómadas a sedentarios.

 

El origen de los nazaríes se remonta al norte de África como tribu nómada. Se trasladaban de un lugar a otro buscando siempre un lugar mejor para asentar la “Haima“ o tienda de campaña nómada. La Jaima desempeñaba varias funciones. Esta tradición se aprecia también en la arquitectura Nazarí. Para el emplazamiento de una casa entre jardines se debe elegir un altozano que facilite su guarda y vigilancia. Se orienta el edificio además al mediodía. A la entrada de la finca y se instala lo más alto el pozo y la alberca, o mejor que pozo se abre una acequia que corra entre la hombría. Junto a la alberca se plantan macizos que se mantengan siempre verdes y alegren la vista. Algo más lejos debe haber cuadros de flores y árboles de hoja perenne. Estas instrucciones de jardinería fueron escritas por Ibn Luyun en el siglo XIII.



El Generalife y los jardines nazaríes

Más allá de una cañada, en la ladera del cerro del sol se construyó a finales del mismo siglo el Generalife, casa de campo y la residencia de verano de los sultanes. La casa de la felicidad según palabras del poeta Ibn Al-Yayyab, un lugar de descanso y tranquilidad. Los arquitectos parecen haber captado de forma literal las instrucciones de Ibn Luyun. Allí se cultivaban diferentes tipos de fruta y verduras desconocidos hasta entonces por esas latitudes: espinacas, alcachofas, melones, melocotoneros, limoneros y sobre todo almendros y granados.

 

Para ampliar la superficie de cultivo se construyeron terrazas. Sus muros han resistido las inclemencias del tiempo. El Generalife es la única finca agrícola de Al-Ándalus que ha llegado hasta nosotros con elementos de reconocimiento, es decir que si nosotros miramos el Generalife que tenemos aquí no se diferencia mucho, como paisaje, de lo que había en la Edad Media.

 

Sin embargo, el Generalife no era solo una finca sino también un palacio de verano. Los jardines, al igual que en la Alhambra, desempeñan un papel muy importante. La estética de los nazaríes no establecía límites claros entre la arquitectura y la naturaleza. La síntesis de ambos elementos era el requisito perfecto para la armonía. Al mismo tiempo los jardines cumplen una función social, de ello dan cuenta las imágenes del salón real. Caballeros musulmanes y cristianos luchando por el favor de una graciosa doncella. El jardín como lugar de encuentro entre ambos sexos. Charlaban junto a las fuentes, jugaban al ajedrez o los caballeros ofrecían presentes a las damas.

 

El jardín es el lugar del placer, pero también el lugar del encuentro y lugar del amor; y el jardín era un lugar que a diferencia de la casa permitía ese encuentro de hombres y mujeres que a veces nos llega con anécdotas muy simpáticas. Son dos personajes, un chico, una chica y una vieja que funciona casi como una alcahueta, una señora que busca relaciones. Esta señora le recomienda al chico que, para ver a las chicas, de una fiesta en su jardín y le comenta "¿Sabido es que los reyes gustan hacer de fiestas alegres en sus jardines?"

 

Un ambiente totalmente distinto domina el Patio de los Arrayanes. Este es la expresión del poder. Aquí podían desfilar los embajadores con sus séquitos o los súbditos formular sus peticiones al sultán. Si nosotros vemos el Patio de los Arrayanes tal y como está hoy, nos encontramos con una doble sorpresa; por un lado son jardines que responden de una manera sorprendentemente fiel a su historia.

 

El Jardín de Comares se diferencia muy poco del Jardín de Comares que vieron los Reyes Católicos, y sin embargo parece un jardín diseñado por un arquitecto de paisajes minimalistas. Parece un jardín del siglo XXI, es un rectángulo blanco de mármol que tiene tres rectángulos verdes; dos de mirto y uno de agua. Es de una simplicidad de elementos, de una limpieza que parece obra de un arquitecto moderno y sin embargo lo ha hecho la historia.

 

El patio no es solo una superficie libre sino una parte del programa arquitectónico y como elemento central el agua. A través del reflejo en la alberca el palacio se multiplica. El eje horizontal queda cortado y el vertical transmite una sensación de tamaño sublime. Las finas ondulaciones del agua producían reflejos en continuo movimiento mientras que la luz cambiaba con el sol moviéndose por las alas y desplazando la profundidad del espacio.

 

El agua era un elemento esencial no solo aquí, sino en todas las partes de la Alhambra. Cumplía tres funciones: como parte de la arquitectura, como símbolo espiritual, o simplemente para mejorar la comodidad.

El agua es el elemento fundamental para la celebración del Islam y por supuesto para el crecimiento de una ciudad palatina con todo el significado de poder que conlleva ese recinto.

 

Se está ahora mismo trabajando en la recuperación de elementos muy interesantes como son acequias, pozos, albercas de riego, norias de distribución de agua.

 

Sistema hidráulico y riego

La distribución del agua en la Alhambra se basaba en un complejo sistema de arroyos, canales, depósitos de agua, cañerías subterráneas, albercas y fuentes. El agua se recogía del río Darro a más de 6 km de distancia. La acequia real era el canal acuífero real y discurría de forma paralela al cauce. Después conducía un canal el agua hasta una colina, el cerro del sol, y de allí mediante una noria se transportaba el agua desde un pozo hasta una alberca. Junto al pozo los arqueólogos han descubierto huellas circulares probablemente de los burros que se usaban para accionar la rueda de la noria. Los depósitos estaban situados por encima de la Alhambra.

 

La diferencia de altura aportaba la presión necesaria. Canales kilométricos abastecían a patios interiores, jardines, viviendas y baños. Los arroyos regaban las terrazas, sus huertos y sus jardines de recreo. La acequia real atravesaba directamente el Palacio del Generalife, una síntesis perfecta entre funcionalidad y estética. La cascada servía para el recreo, pero también era funcional puesto que servía también de canal de distribución.

 

En el anillo fortificado exterior de la Alhambra hay un acueducto que abastecía a toda la Alhambra de agua en caso de ataque. Era un enclave delicado el talón de Aquiles de la fortaleza.

 

El Patio de los Leones

El agua también es el elemento central en el Palacio de los Leones. Los nazaríes lo llamaban el jardín feliz; tal vez por ello ha sido objeto de una viva polémica desde comienzos de siglo ¿estuvieron los cuatro parterres pavimentados originalmente o fueron jardines bajos?

 

Los cuatro canales se solían ver como un simbolismo de los cuatro ríos del paraíso, el jardín de la felicidad como una muestra del paraíso. Hoy se sabe que los cuatro canales son de época moderna. Todos los canales discurrían hasta el centro, hasta la Fuente de los Leones; 12 estatuas que escupían el agua gracias a un inteligente sistema. El nivel de agua en la pila de la fuente era siempre constante.

 

Los leones parecen iguales, pero no lo son. El escultor eligió cuidadosamente los bloques de mármol que reproducen las arrugas y el pelo de forma plástica hasta el día de hoy gracias a una restauración minuciosa. No se conoce el origen de los leones. Un poema del siglo XI describe ya figuras de leones similares en un palacio que habría estado situado en las proximidades de la Alcazaba, pero lo que sí está claro es que son un símbolo de poder. A través de su tensa postura parecen estar en posición de alerta como si fueran a saltar en cualquier momento por orden del sultán.

 

La pila de la fuente, un círculo en medio del jardín, otra vez una figura geométrica que recrea el universo. Esculpido en el exterior de la taza de la fuente el poema más famoso de Ibn Zamrak: «Bendito sea Aquél que otorgó al iman Mohamed las bellas ideas para engalanar sus mansiones. Pues, ¿acaso no hay en este jardín maravillas que Dios ha hecho incomparables en su hermosura, y una escultura de perlas de transparente claridad, cuyos bordes se decoran con orla de aljófar? Plata fundida corre entre las perlas, a las que semeja belleza alba y pura. En apariencia, agua y mármol parecen confundirse, sin que sepamos cuál de ambos se desliza. ¿No ves cómo el agua se derrama en la taza, pero sus caños la esconden enseguida? Es un amante cuyos párpados rebosan de lágrimas, lágrimas que esconde por miedo a un delator. ¿No es, en realidad, cual blanca nube que vierte en los leones sus acequias y parece la mano del califa, que, de mañana, prodiga a los leones de la guerra sus favores? Quien contempla los leones en actitud amenazante, (sabe que) sólo el respeto (al Emir) contiene su enojo. ¡Oh descendiente de los Ansares, y no por línea indirecta, herencia de nobleza, que a los fatuos desestima: Que la paz de Dios sea contigo y pervivas incólume renovando tus festines y afligiendo a tus enemigos!»

 

Climatización y confort

Los canales conectan por igual las cuatro salas alrededor del patio Las fuentes en el suelo de mármol mejoran y refrescan la temperatura de las estancias. Las paredes no tienen ventanas en la parte inferior así el aire caliente sube hacia arriba y se escapa a través de las celosías como en una chimenea. Gracias a esto la temperatura de las alas es bastante agradable en verano si la comparamos con los 40 grados a la sombra que hay a menudo en la región. Este efecto se logra también a través de la óptima distribución de los edificios. En verano las salas principales están a la sombra y en invierno el sol al estar más bajo, sus rayos calientan las estancias.

 

La unidad entre la arquitectura y la naturaleza, el uso flexible de las alas, el empleo óptimo de los recursos naturales son principios de una cultura pasada y modelo para las próximas generaciones.



Materiales y técnicas

El reinado de los nazaríes estuvo siempre amenazado y la situación económica nunca se caracterizó por su abundancia por ello sorprende lo que los arquitectos de la Alhambra consiguieron con humildes medios: adobe, madera, yeso y materiales de la zona son de los que se compone toda la ciudadela.

 

Desde los babilonios y los egipcios hasta los griegos y los romanos; desde siempre han valorado los arquitectos las ventajas del yeso. Fácil de conseguir y de manejar, pero en ninguna parte se crearon adornos tan refinados y funcionales como en la Alhambra.

 

Producción y restauración

En los siglos XIV y XV los nazaríes comenzaron a producir adornos en serie. Antes era común tallar los ornamentos de yeso directamente sobre la Pared. De esta forma empezaron a usar moldes y plantillas de impresión y fundición, lo cual permitió mejorar considerablemente la calidad de los motivos todo un gran paso. Para la restauración de ornamentos finos se necesitan conocimientos especializados y una gran competencia. Hoy en día es difícil determinar en los objetos decorativos qué estaba en el original y qué fue modificado con el paso de los siglos.

 

Asimismo, en la lista de materiales de los Reyes Católicos se encuentra el yeso, un indicador de que nada más conquistarse la Alhambra se realizaron reparaciones o incluso nuevos ornamentos imitando el arte nazarí. Sin embargo, los habitantes cristianos de la Alhambra no confiaban en la competencia de los musulmanes, por ello trajeron a un yesero de Zaragoza. En marzo de 1492 tomó posesión de su trabajo junto con dos aprendices.

 

En el siglo XIX comenzaron por fin de forma sistemática los trabajos de restauración de la Alhambra. Los restauradores dieron rienda suelta a sus propios conceptos e ideas estéticas; por ejemplo, intentaron tapar los puntos de rotura entre las planchas de yeso nuevas que se habían colocado y las antiguas. Para ello pintaron con brocha todas las superficies con un líquido marrón y los colores originales perdieron su efecto. Los restauradores querían recrear una pátina centenaria.

 

Hoy en día se puede apreciar todavía la pintura marrón en las paredes que fueron en tiempos del sultán blancas y brillantes con adornos de colores. Con ayuda de luz ultravioleta hoy se puede reconocer qué zonas han sido retocadas. También con la madera demostraron los artesanos nazaríes su dominio. El techo del Mirador de Lindaraja es el único de su clase que se conserva aún a día de hoy. Nos da una idea del aspecto que tenían la mayoría de ventanas de la Alhambra. La restauración de los marcos de madera con sus cristales de colores un puzzle tridimensional, igual que ocurre con el sistema hidráulico del patio de los leones.

 

Durante las restauraciones participan todo tipo de expertos; arqueólogos, historiadores de arte, arquitectos y restauradores. Solo en equipo y a través de su meticulosidad científica se pueden rescatar las huellas del legado Nazarí, aunque con el paso del tiempo se han perdido algunos ornamentos y elementos arquitectónicos completos sobre todo porque los restauradores no siempre han salvaguardado la verdadera historia de las obras; el ejemplo más famoso de esto fue la lucha por la cúpula del patio de los leones. En el siglo XIX el arquitecto francés Eugène Viollet-le-Duc estaba a la cabeza en materia de restauración con un profundo conocimiento de las antiguas técnicas arquitectónicas, aunque para él no era prioritaria la preservación de la historia sino resucitar una obra en su estilo característico y lo que no entraba dentro de este estilo era eliminado.

 

Con este modelo influenció toda una época y también a los restauradores de la Alhambra. Ellos inventaron el ideal del estilo oriental. En el año 1859 colocaron sobre un pabellón del Patio de los Leones una pequeña cúpula con tejas de cerámica. Al parecer esto se correspondía con el estilo de Oriente. Naturalmente eran esclavos de su tiempo e hicieron una Alhambra romántica. Tenía este templete un aire medio turco medio persa y algo de hindú. Resultó evidente que el casquete oriental de este no tenía ningún sentido. Estas líneas fueron escritas por el famoso Emilio García Gómez, un reputado arabista.

 

Restauración científica

En 1923 Leopoldo Torres Balbás fue nombrado arquitecto conservador de la Alhambra. Tomó una polémica decisión, restaurar el pabellón devolviéndole su aspecto original a base de derribar la cúpula un escándalo. Incluso en Londres, Berlín y París informaron los periódicos de este hecho increíble. Una nueva línea de pensamiento se abrió paso a partir de Torres Balbás. No serían las fantasías románticas quienes determinaran las labores de restauración de la Alhambra sino los criterios científicos y el respeto a los originales únicos.

 

Toda Granada se sumió en indignados debates. Muchos se habían acostumbrado a su Alhambra bella y romántica y reprocharon al nuevo restaurador haberla estropeado. Hoy la humanidad se beneficia de los conocimientos que los expertos han adquirido aquí de las medidas que hay allí reales que esto es yeso blanco y lo

otro es yeso negro que probablemente está pegando

 

Difusión y legado cultural

La Alhambra no solamente lleva un trabajo de conservación sino también de difusión, de lo que este espíritu representa y en ese sentido tiene actividades orientadas al sentido de que conservar el patrimonio es dejarlo a las generaciones futuras para que puedan seguir disfrutándolo. La oferta de formación tiene como objetivo promover el entendimiento de otras culturas. El contacto directo con la historia despierta la curiosidad por otras formas de vida y de expresión.

 

La Alhambra y el Generalfe son monumentos vivos. El famoso Festival de Música y Danza de Granada se celebra anualmente en el interior del recinto monumental. Los Palacios Nazaríes y sus jardines acogen también a músicos y artistas de todo el mundo en un festival destinado a los sentidos con un escenario espectacular.

 

Si Granada es una ciudad internacional es gracias en gran medida a la Alhambra.

 

Quizás por ser un lugar único y porque también este legado se ha podido conservar a lo largo del tiempo y hoy poder ser disfrutado por muchas personas que en números millonarios nos visitan todos los años.

 

Es verdad que es también un símbolo que nos caracteriza, pero creo también incluso que simboliza algo muy especial para el país porque también a través de una lectura inteligente y comprensiva de lo que representa la Alhambra nos estamos encontrando con un pasado rico, con un pasado de fusión de civilizaciones, con un pasado que hoy tenemos que entenderlo también en esa clave de convivencia que es tan necesaria.